Es conocido como 'Selu', nace un 4 de Junio de 1970 en Cádiz, en la Calle Botica 29 del barrio de Santa María.Sus inspiraciones han sido Triana, Medina Azahara, Alameda y Manolo Caracol, sintiendo una gran devoción por Paco de Lucía. En su música se mezclan componentes puramente pop con el flamenco y el rock andaluz de los años 70 y 80. Ha compuesto temas para Marta Quintero.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Entrevista sobre el disco, Duermevela.(Jueves 7 de enero de 2010)

Bajo el sombrero del artista se esconde la persona. El Barrio se convierte en José Luis Figuereo Franco lejos del escenario, un hombre tímido y sencillo al que sólo le preocupa hacer canciones que lleguen al corazón de los que le rodean. No son pocos. En cuestión de tiempo, el artista andaluz ha logrado consolidar sus trabajos entre los más vendidos de nuestro país, con una promoción más bien escasa y con la fórmula del boca a boca como bandera. En pocos años El Barrio ha pasado de guitarrista a cantautor, cosechando un éxito de masas considerable y creando un sonido propio que no ha cuajado en ninguna multinacional española. Pero a él le da igual, solo tiene afán de superación, y eso es lo que busca con su trabajo, Duermevela.


-Quisiera felicitarle porque no es fácil convertir un problema, que por cierto sufren muchos españoles, en una inspiración. Le hablo del insomnio…
-(Ríe). Sí, la verdad es que esto del insomnio es bastante chungo, pero bueno a mi me ha servido para componer mi obra. Lo que está claro es que yo le deseo a todo el mundo felices sueños, no quisiera que nadie sufriera este duermevelas, aunque a mi me haya servido para expresar mi obra y mi nuevo trabajo.


-¿Su insomnio tiene algo que ver con las movidas que lleva, con el éxito?
-No, para nada. Empecé a ser artista y a cantar en público en 1996 pero yo en mi vida siempre he sido guitarrista y no he tenido nunca ningún problema, al contrario. Lo llevo bien (sonríe). A lo mejor puede venir de alguna etapa de esos inicios, pero tendría que volver al pasado para recordarlo (Sonríe).



-En este caso presenta doce insomnios en forma de canción que, sin perder su esencia, ¿pueden ser el principio de algo nuevo en su carrera?
-Introduzco más el rock en mi disco, eso sí que es cierto, abro mi música a la guitarra eléctrica, porque también me gusta esa vertiente del rock sinfónico. Es una forma de conquistar un poco más de terreno, sin renunciar evidentemente a mis raíces flamencas.



-Comentaba en la presentación del disco que en los últimos meses había tenido una batalla interior. ¿Quién ha ganado?
-Es una batalla de doble sentido que creo que puede tener cualquier artista. La pregunta es, ¿qué hago yo ahora para superar el último disco? La batalla era que construía un tema y a mitad de la canción la tenía que tirar, luego la recuperaba. Era una angustia muy grande porque a lo mejor de un tema sólo me gustaban dos frases que luego aplicaba a otra canción. Es el reto de saber qué hago para intentar dar el paso y superar el éxito que logré con mi trabajo anterior.

 
-Veo que por su forma de ser y por su perfil artístico no es de los que asume el éxito con facilidad. No sé si durante sus escasas noches de sueño ha llegado a averiguar cómo ha llegado a esta situación…
-Supongo que sucedió gracias al boca a boca, de tu gente, del público. Desde el principio confié en mí y en mi música, así que el éxito lo atribuyo también a las raíces plantadas durante todos estos años y a la constancia. Creo que Dios es justo con el que lleva siguiendo un camino artístico toda su vida.

-¿Con su nuevo disco tiene miedo a no gustar?
-Siempre se tiene el miedo a no gustar cuando sacas un disco nuevo. Ese miedo siempre existe, pero hay que salir adelante sí o sí y el disco está teniendo unas perspectivas muy buenas.



-¿Qué tiene el flamenco para que sea el estilo musical más fusionado del mundo?
-El flamenco es la vida misma contada con sus penas y alegrías y con sus dolores y sus llantos. Las letras del flamenco siempre han ido directamente al corazón de la gente y para mí es lo que más se puede pedir en la música.

-Algunos puristas del género cuentan pestes de según que tipo de flamenco moderno, como podría ser el suyo…
-Los puristas nunca me han criticado tío, y si lo han hecho ha sido a mi espalda y no me he enterado de nada. Yo con ellos no tengo mal rollo, lo único es que si a mí me gusta la música en general, me gusta fusionar, nada más. Tienes que ir con los tiempos, sino te quedas un poco atrás, pero cada uno tiene su opinión, está claro. El flamenco puro desgraciadamente ahora es minoría.

-¿Escucharemos algún día un disco suyo exclusivamente de flamenco?
-No lo sé, vamos a ver. A mi me gustaría decirle al señor purista, aquel que está todo el día encerrado en una peña flamenca, cuánto dinero le da a un guitarrista que va a acompañar a un cantaor, y en cuánto tiempo le va a volver a contratar. Eso es lo único que les reprimo a los puristas.



-¿Cómo llegó a forjarse la imagen del 'hombre del sombrero'?
-Sí, la verdad es que ahora mismo me gusta ser el hombre del sombrero. Lo asumo con más naturalidad y me puedo permitir el lujo el lujo de salir por ahí a tomarme una copa sin que la gente me atosigue mucho y respete mi vida privada. Me volvería loco si a todas horas fuera El Barrio.

-¿Qué se esconde bajo ese sombrero?
-La timidez, la nostalgia, el niño que fui, las ganas y la ilusión de ser artista y de subsistir en la música.



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